jueves, 29 de noviembre de 2007

Y digo que son azules o casi y que las manos son cálidas, que me mueve un ritmo desconocido, que registro en mi piel la lista de las compras del octubre que fue.

Y digo, que sigo pensando en los imposibles que nos unen como si fuéramos los de antes y que estamos de una manera que de imperceptible se vuelve un rumorcito quedo y que sostiene mi caminar Y digo que lejos es solo un dato, que nos encontramos en lo correcto y que las palabras nos hicieron reír a carcajadas como en un juego de niños.

Y digo que de noche había una claridad tan intensa que me agrandaba las pupilas y pude “verte mejor” (y no eras el lobo), y que ahora el jardín es el lugar de los conversos y la vida. Y digo que sigo sonriendo en mi silencio; porque en la yema de mis dedos tengo guardados los latidos de tu corazón.

6 comentarios:

Pancha dijo...

Mira como van las cosas, yo de Caracola y tu de Mujer Caracol... contenta, se te siente contenta con ese recuerdo en los dedos y diciendo tanto con el corazón... besos

Diegobocarde dijo...

Que guena niña. Me gusto mucho.
Besos.

fgiucich dijo...

Aquellos latidos que se escapan entre los dedos pero que mantienen el calor de lo vivido. Bellas palabras, amiga y gracias por tu visita. Abrazos.

María José dijo...

Denuevo la memoria nos engaña... por qué??? me carga, me carga!!! (que sea engaño, porsupuesto)
Uno cree que avanzó, que maduró, que lo superó, pero inevitablemente siempre está la piedrecita que nos transporta al pasado (cómo dejar de ir al supermercado? imposible.
Te capto, cierto?
Tú me avisas si estoy media "fuera del tiesto". Todavía me acuerdo cuando descubrí tu blog y creía que eras una niña triste y solitaria, y me quedé preocupada. Antes de darme cuenta de tu habilidad para la prosa ociosa como bien la llamas, jajaja.
Bueno, eso habla bien de ti, de tu talento para expresar sentimientos.
Cariños mil

Diegobocarde dijo...

Ya pues mujer, donde se metió.



Alejandro Quieropioscuracol.

Diegobocarde dijo...

Donde estás?

Mi universo está poblado de planetas estallándose, el Dios de plasticina que lo inventa disfruta su mentira de manera clandestina, cada cual con su amenaza.
Mi planeta está poblado de poetas alquimistas que no dan con la fórmula ni mezcla en el enredo de palabras.
Mis poetas en sus cabezas llevan una vaga comprensión del vértigo y la nada.
Mis cabezas encierran mi universo, inútilmente intentan describirlo, explicarlo.
Mis intentos y explicaciones se estrellan en mis cuadernos y mi cuerpo, las palabras quedan
volando como el blanco preciso para el tiro de tu lengua.